La disposición de las escamas que recubren la superficie de la lana, al hacer rodar los líquidos, impide la penetración del agua.
Si la humedad traspasa las escamas externas, la capa interior la absorbe con alta higroscopicidad. Del mismo modo que puede absorber sudor absorbe agua lo que deja el exterior de la prenda totalmente seco y protegido de la llovizna y la humedad. Esto junto con la grasa natural (lanolina), constitutiva de la fibra de lana, ayuda a que la prenda no se honguee ni se deforme.