La lana merino tiene una capacidad bactericida natural que le da al tejido una excelente resistencia al mal olor. La absorción de la humedad hace que la lana pueda retrasar la fermentación. Además, las bacterias productoras del hedor prefieren las superficies planas, por lo que la superficie irregular de la lana ayuda a que éstas no se adhieran.
Una prenda de lana merino puede ser usada durante varios días sin que en ella quede impregnado el olor a sudor. Esto no sólo permite un mayor bienestar e higiene sino que reduce la cantidad de prendas que debemos llevar a una expedición.